El Embalse de la Fe, sin lugar a dudas, es uno de los atractivos que obliga a los turistas a ir por una y otra vez al parque .Ese embalse que ocupa un total de 10 hectáreas; se convierte en un espectáculo visual que embruja y no deja desprender a quién lo ve e invita a regresar… ese encanto propio es típico de esta tierra de embalses: el Oriente Antioqueño. Pero además el parque ofrece una armonía paisajística, un equilibrio perfecto entre tierra y agua que brinda la oportunidad de un contacto más místico con la naturaleza.
El Embalse puede ser visto desde las dos zonas de asadero, otro servicio que brinda el parque; o puede contemplarse aún más de cerca, navegando en los botes de remo o practicando pesca deportiva en sus orillas.
Observado desde el carro-tren que recorre todo el parque también es una excelente oportunidad de disfrutar de ese pequeño refugio acuático que hay en El Retiro; y mientras los niños disfrutan de los juegos infantiles o se bañan en las piscinas, sus padres pueden deleitarse en los prados viendo caer el atardecer o acampando en sus extensas praderas durante el día.
Al parque, cuyo nombre recuerda las antiguas minas de sal que había en este sector y que fueron olvidadas cuando se descubrió Manaure, asisten en promedio 1500 personas cada domingo y “todas ellas cuentan con la asistencia de un personal bien calificado”, asegura el gerente Fernando Ramírez. Este parque es administrado en conjunto con la Caja de Compensación Familiar Confamiliar Camacol.
Luego de que un árbol de 150 años cayó tendiendo un puente natural que ahora comunica las dos orillas de un hilito de agua que fluye en medio del parque, la administración lo adecuó con pasamanos y barandas para hacer seguro el paso de quien quiere escudriñar paisajes ocultos y conocer todos los rincones y parajes que hay al otro lado del parque.
El Parque de los Salados se encuentra a media hora de distancia de Medellín y empieza a consolidarse como un destino obligado para los que les gusta visitar el Oriente Antioqueño.